Aprende a apestar como Nirvana o Metallica
Aprende a apestar, o dar pena, como Nirvana y Metallica y cómete el mundo
Aceptándolo
Pasas la última página de "Al Este del Edén" de John Steinbeck y te dices que eso es lo que quieres hacer para el resto de tus días: crear una realidad en la que seas Dios y personaje, darle vida a un mundo con su propia tierra seca, su sol y el peso de las generaciones de mujeres y hombres que le dan forma. Entonces, te pones ante la página en blanco, empiezas a escribir y: oh sorpresa, las palabras te salen entrecortadas, las frases no acaban de tener sentido y tus personajes parecen de cartón-piedra.
Decides entonces probar con la música. Acabas de escuchar por enésima vez "Starway to Heaven" de Led Zeppelin y embriagado por su magia (o quizá por la quinta cerveza que acaba de caer), decides que vas a montar un grupo, vais a ser los próximos Queen y tú entrarás por la puerta grande en el Olimpo de los guitar hero. Ya te ves en la portada de la Guitar Player, con legiones de fans rogándote que les cuentes los secretos de tu técnica guitarrística. Entonces, con tu guitarra recién comprada y un vídeo de youtube que promete enseñarte a tocar en menos de un mes, comienzas a pulsar las cuerdas y oye, parece que se te resisten un poco, que el gran megahit de Rock sinfónico que tenías en mente va a tener que esperar al menos un par de semanas más de lo que habías imaginado...
Superar las dos situaciones anteriores, o cualesquiera similares en las que puedas pensar, requiere de ti o bien una capacidad de autoengaño infinito, o bien la capacidad de aceptar que apestas y de que vas a tener que pasar una etapa larga haciéndolo si de verdad quieres triunfar en lo que te has propuesto.
Al estilo de Nirvana o Metallica
En 2013, un post en Facebook de Dave Grohl, frontman de los Foo Fighters y ex batería de Nirvana, que hablaba sobre el tema se hizo viral:
«Cuando pienso en los chicos viendo un programa de televisión como American Idol o The Voice, entonces piensan, «Ok, ok, así es como te conviertes en músico, esperas en una cola por ocho jodidas horas con 800 personas en un centro de convenciones y… entonces cantas con toda tu alma para que te digan que no es suficientemente bueno». ¿Puedes imaginar?» Implora. «¡Está destruyendo la próxima generación de músicos! Los músicos deberían ir a un garaje y comprar una batería vieja y apestar. E invitar a sus amigos y ellos también apestarán. Pero entonces comenzarán a tocar y disfrutarán de los mejores momentos de su vida y de repente se convertirán en Nirvana. Porque eso es exactamente lo que ocurrió con Nirvana. Simplemente un puñado de tíos con unos instrumentos mierdosos que comenzaron a tocar una música ruidosa y penosa y se convirtieron en la banda más grande del mundo. ¡Eso puede suceder otra vez! No necesitas un jodido ordenador o Internet o The Voice o American Idol» - Dave Grohl (Aquí tienes el post original)
Su perspectiva es más que interesante ya que conoce la situación en primera persona. Ante los comentarios maliciosos que podrían decir que Nirvana no sólo daba pena en sus comienzos sino que seguía haciéndolo posteriormente y que su éxito fue debido a una carambola temporal casi imposible de repetir, me gustaría decir que: a) Música no es igual a técnica y que se puede ser un perfecto maestro en la interpretación de un instrumento y un perfecto patata en la composición de temas que atrapen el corazón y el oído y b) Si la marrullería técnica es achacable a Nirvana ya no lo es desde luego a los Foo Fighters, el actual grupo de Grohl.
No obstante, para no meternos en discusiones bizantinas, voy a utilizar como ejemplo a otro grupo cuyas habilidades técnicas son menos discutidas (aunque obviamente, siempre vas a encontrar a alguien dispuesto a criticarlos). Se trata de Metallica, y vaya por delante que yo soy más de Megadeth. La cuestión es que hace unos días estaba leyendo su biografía "Birth, School, Metallica, Death" de Paul Brannigan y Ian Winwood y me encontré con un párrafo en el que se hablaba de lo mal batería que era Lars Ulrich y de su actitud ante esta carencia. Mientras que la mayoría de nosotros, y me incluyo en ese grupo, hubiéramos esperado a ser lo suficientemente buenos con un instrumento antes de comenzar a tocar en público, la actitud de Ulrich fue la contraria: comenzar a tocar, apestar, por tanto (y esto lo refiere tanto su amigo James Hetfield como su némesis Dave Mustaine) e ir mejorando sobre la marcha.
Por mucho que me moleste, pues no es Ulrich santo de mi devoción, lo cierto es que no veo a mis pies un estadio con centenares de miles de personas aclamando el nombre de mi grupo, tampoco el nombre del grupo de los muchos detractores de Metallica, por cierto, así que justo será reconocer que su estrategia resultó acertada.
De apestar a encandilar
El meollo de este post es que si quieres mejorar en algo tienes que perder el miedo a no ser perfecto. En realidad se trata de abrazar tu tendencia natural, si de pequeño hubieras tenido ese sentimiento de vergüenza que ahora te paraliza, no habrías podido aprender a caminar o hablar pues los primeros fracasos en estas actividades te hubieran frustrado para siempre. Y esto nos ocurre a todos, incluso Usain Bolt, el atleta grácil y espléndido que admiramos hoy en día, se cayó, trastabilló y dio pena como lo hacen todos los bebés que comienzan a caminar, y lo mismo ocurre con los primeros chapoteos de Michael Phelps o, dejando a los deportistas, los primeros balbuceos de un Borges o un Saramago.
La televisión, el cine o Internet tienden a mostrarnos el producto acabado de las habilidades de una persona y esto nos hace olvidar que ésta, en su momento, para adquirir esas habilidades por las que hoy es admirada, también apestó y dio pena. La diferencia entre ella y otra persona que no llegue a brillar jamás en su campo es que a ella no le importó pasar por ese proceso penoso el tiempo necesario como para superarlo.
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